Desde hace mucho tiempo, los científicos se han preguntado sobre la composición de la Luna. En la primera mitad del siglo XX se debatió si era un mundo rocoso como las lunas de Marte, Fobos y Deimos o si tenía una geología interior distinta. En 2011, los científicos planetarios de la NASA utilizaron datos sísmicos registrados por los astronautas del Apolo para predecir qué podría haber en el centro de la Luna. Sugirieron que, al igual que la Tierra, tenía un núcleo interno sólido con un radio aproximado de 240 kilómetros. En un nuevo estudio publicado en la revista Nature, investigadores de la Universidad de la Costa Azul y del IMCCE de Francia hallaron evidencias que coinciden con lo reportado por la NASA hace 12 años.
El nuevo estudio no solo parece confirmar que el núcleo interno de la Luna es sólido, sino que también determinó su radio aproximado y densidad. Los científicos utilizaron datos geológicos del programa Apolo y de la misión GRAIL de la NASA para desarrollar un modelo informático y crear un perfil probable del interior de la Luna. Compararon varios modelos de escenarios para ver cuál correspondía mejor a los datos reales. Así, determinaron que el núcleo interno tiene un diámetro de unos 500 kilómetros, solo el 15 % del diámetro de la Luna. Otro hallazgo importante fue que la densidad de este núcleo coincide estrechamente con la de la Tierra, lo que sugiere que probablemente está hecho de hierro. Por otra parte, su núcleo externo es una capa fluida que recubre el núcleo interno y tiene un radio de 362 kilómetros.
Además, el estudio arrojó luz sobre un fenómeno llamado vuelco del manto lunar, que es la idea de que el material del manto, la capa intermedia entre la fina corteza y el núcleo externo, se desplazó bastante. Esto podría haber hecho que elementos como el material rico en hierro ascendieran desde el límite entre el núcleo y el manto hasta la superficie, acabando en las rocas volcánicas que ahora forman la corteza lunar. Los autores del estudio escribieron que “nuestros resultados cuestionan la evolución del campo magnético lunar gracias a su demostración de la existencia del núcleo interno y apoyan un escenario de vuelco global del manto que aporta ideas sustanciales sobre la cronología del bombardeo lunar en los primeros mil millones de años del Sistema Solar”.