El crecimiento exponencial del uso de la inteligencia artificial, con ChatGPT como una de las principales herramientas, ha generado preocupación en las grandes empresas españolas. Estas compañías están tomando medidas para elaborar guías y limitaciones en el uso de esta herramienta entre sus empleados, debido al temor a posibles filtraciones y errores.
Algunas empresas han comunicado a sus empleados que existe una alta probabilidad de que la información generada por la herramienta contenga sesgos o sea incorrecta. También se ha destacado el riesgo de introducir datos personales y corporativos, así como la posibilidad de filtraciones de información sensible.
Ante estas preocupaciones, gobiernos, empresas y expertos han puesto en marcha acciones para abordar el rápido avance y las capacidades de la inteligencia artificial generativa. Incluso figuras destacadas del sector tecnológico, como Elon Musk, dueño de SpaceX, y Steve Wozniak, cofundador de Apple, han firmado un manifiesto solicitando una pausa de seis meses en el desarrollo de esta tecnología. Apple, de hecho, ha prohibido el uso de la herramienta entre sus empleados.
Empresas como Telefónica, BBVA y Redeia (Red Eléctrica) han confirmado que han prohibido o limitado el uso de la herramienta entre sus empleados. En el caso de Telefónica, la compañía no permite el uso de la herramienta para tratar o almacenar información de la empresa, a menos que la cuenta sea contratada y controlada por la propia Telefónica. BBVA ha prohibido su uso de manera general, pero ha establecido un proceso de autorización para aquellos profesionales que consideren que puede ser útil.
Redeia ha bloqueado el uso de la versión pública de la aplicación debido a posibles riesgos relacionados con la protección de la información, especialmente relevante ya que es una compañía que gestiona infraestructuras estratégicas. Otras empresas del sector de infraestructuras, como Naturgy y Enagás, han enviado recomendaciones a sus empleados sobre el uso de esta y otras inteligencias artificiales.
Las empresas consultadas coinciden en la necesidad de un uso ético de la inteligencia artificial y se están inspirando en avances y recomendaciones de organizaciones públicas y privadas. Sin embargo, esperan que haya una regulación próxima que establezca los parámetros para sus procesos.
Varios líderes y expertos del sector tecnológico han reclamado una mayor regulación y supervisión de la inteligencia artificial. En España, se está trabajando en la creación de una agencia destinada a supervisar la inteligencia artificial, y se está ultimando un proyecto piloto para probar el futuro reglamento europeo.
Aunque se reconocen los posibles riesgos y desafíos asociados al uso de la inteligencia artificial, las empresas también están explorando casos de uso y aplicaciones. Los empleados de Repsol han propuesto más de 250 aplicaciones para la herramienta de Open AI, abarcando funciones como extracción rápida de información, gestión y generación de documentación, y generación de contenidos audiovisuales. Otras empresas, como Enagás, Telefónica y Mapfre, están investigando las posibilidades de ChatGPT y otras tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial en sus respectivos sectores.
En resumen, las empresas están tomando medidas para abordar los desafíos y riesgos asociados al uso de la inteligencia artificial generativa. Al mismo tiempo, se espera una regulación más amplia y se están explorando casos de uso específicos en diferentes sectores empresariales.