Decenas de ganaderos llevaron a cabo una protesta en la Delegación Territorial de la Junta en Salamanca, manifestándose en contra de los actuales protocolos sanitarios para combatir la tuberculosis bovina. El enfrentamiento, que duró cuatro horas, resultó en 11 policías heridos, un detenido y la amenaza de boicotear las medidas de saneamiento del ganado a partir del 12 de junio. La situación plantea interrogantes sobre lo que está ocurriendo en Castilla y León.
La tuberculosis bovina es una enfermedad infecciosa crónica que afecta al ganado bovino, así como a otros animales y seres humanos. Combatir esta enfermedad ha sido una tarea constante en España y otros países desarrollados desde 1965. Sin embargo, la enfermedad es compleja de gestionar debido a su naturaleza insidiosa y a la dificultad de establecer un diagnóstico temprano basado en los signos clínicos.
El control de la tuberculosis bovina requiere el aislamiento de los animales, pruebas diagnósticas y, en caso de detección de la enfermedad, el sacrificio de los animales afectados. Estas medidas son costosas y estrictas, ya que un brote descontrolado puede tener graves consecuencias para la industria ganadera de una región.
La problemática actual se remonta a un brote ocurrido en la montaña de Riaño, León, en mayo de 2022, que afectó a casi mil cabezas de ganado. En un contexto en el que los ganaderos ya enfrentaban dificultades debido a los altos costos y la inestabilidad internacional, la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León implementó una política «flexible» que indultaba a un gran número de vacas, generando preocupaciones por posibles consecuencias negativas.
El 10 de mayo, la Junta emitió una orden que flexibilizaba las medidas de contención de la tuberculosis, lo cual implicaba una violación de la normativa europea y nacional. Ante esta situación, el Ministerio de Agricultura tomó medidas y declaró la inmovilización de todo el ganado en la comunidad. Sin embargo, estas medidas fueron suspendidas cautelarmente por la Justicia el 5 de junio, lo que generó tensiones y llevó a la protesta de los ganaderos en Salamanca.
Actualmente, los colectivos ganaderos han formado una plataforma para exigir cambios en los protocolos y, además, han planteado amenazas de boicot y sabotaje a las medidas de saneamiento de la cabaña ganadera. La situación plantea interrogantes sobre el futuro de la industria ganadera en Castilla y León, ya que modificar los protocolos resulta complicado debido a la estricta normativa europea.
Nota: Se ha corregido una imprecisión en los primeros párrafos, donde se mencionaba erróneamente que las protestas tuvieron lugar en Valladolid en lugar de Salamanca.