Durante su asamblea anual, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó un informe que destaca la necesidad de reorientar las economías mundiales después de la pandemia de COVID-19, priorizando la salud pública sobre variables como el crecimiento del PIB.
El informe, elaborado por un comité de 10 expertas, busca repensar las políticas económicas para que sirvan mejor a la salud y no al revés, según el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Se incluyen 13 recomendaciones para los gobiernos y las agencias internacionales, entre las que se destaca la necesidad de dejar de asfixiar a los países en desarrollo con medidas de austeridad que limiten su inversión en salud.
El informe también sugiere dejar de utilizar el PIB como un medidor del progreso y mejorar la colaboración entre los sectores público y privado en materia sanitaria. La presidenta del comité, Mariana Mazzucato, resaltó la importancia de considerar la financiación sanitaria como una inversión a largo plazo, especialmente tras los fallos sistémicos evidenciados durante la pandemia en las redes de salud globales.
El informe hace un llamado a una nueva política económica basada en la colaboración, donde los mercados prioricen la salud humana y planetaria en lugar de estar centrados únicamente en el mercado. Se citan ejemplos actuales, como el centro de desarrollo de tecnología ARNm en Sudáfrica y la Alianza Económica para el Bienestar, como modelos a seguir en la transformación de los sistemas económicos.
La OMS insta a repensar y redirigir la economía global en beneficio de la salud pública, reconociendo la importancia de invertir en sistemas de salud sólidos y fomentar la colaboración entre los sectores público y privado para abordar los desafíos actuales y futuros.