Las cuatro claves del entrenamiento invisible, el secreto para mejorar el rendimiento deportivo

La actividad física es central para estar en forma y controlar el peso corporal, pero además cumple un rol crucial al prevenir y controlar enfermedades tales como la obesidad, la diabetes, la osteoporosis y la hipertensión.

Ahora bien, el ejercicio es la parte visible de esta ecuación, pero existe una dimensión que muchas personas no registran con atención, la llamada parte invisible: ya que todo lo que el deportista realice fuera del entrenamiento, como el descanso, la nutrición y la hidratación, resulta de suma importancia y de esto depende la optimización de su rendimiento.

El entrenamiento invisible es todo lo que hacemos cuando no estamos entrenando y que tiene un efecto directo sobre nuestro rendimiento en la competencia. Es el resultado de todo lo que hacemos antes, durante y después de la competencia o del entrenamiento.

“La alimentación es uno de estos factores que juega un papel fundamental para un mejor rendimiento en el deporte”, explicó a Infobae Diego Sivori, nutricionista y director de la carrera de nutrición de UADE. Es por esto que la nutrición y el deporte, deben recorrer juntos el camino para el buen rendimiento deportivo o simplemente para sentirse bien.

“Para optimizar el rendimiento debemos asegurarnos una alimentación adecuada y equilibrada en términos de cantidad y calidad, incorporando alimentos de diferentes grupos”, añadió Sivori.

En esa línea, Pablo Ferrero (MN 119.738), especialista en medicina del sueño y director del Instituto Ferrero de Neurología y Sueño, aseveró: “Llegar a consumir las porciones adecuadas de estos grupos resulta fundamental para cubrir los requerimientos de energía y micronutrientes. La planificación para que tu alimentación se vuelva más nutritiva será un pilar fundamental para el éxito”.

1.Consumir alimentos versátiles
Como aliados del deporte, es recomendable contar con alimentos versátiles que debido a su equilibrio de nutrientes claves, como carbohidratos o proteínas, colaboren en la recuperación y regeneración muscular. Algunos ejemplos pueden ser leche, frutos secos, legumbres, huevo, ricota, frutas (transportables ideal), porciones de queso fresco, entre otros.

2. Hidratación

Dentro de los nutrientes esenciales, el agua juega un papel fundamental, dado que un buen estado de hidratación antes, durante y después del ejercicio es indispensable para mantener una buena salud. “Incluso una deshidratación leve podría conducir a una pérdida del rendimiento deportivo: al fin y al cabo, se trata del componente más importante de nuestro organismo, dado que representa el 60% del peso de un adulto y coopera en la eliminación de toxinas, la compensación de sales minerales y el transporte de nutrientes. Nutrirse adecuadamente, de eso se trata”, agregó el experto.

El maratonista Santiago García recomendó en Infobae: “Antes y después del entrenamiento, mantenerse hidratado” y esto, “no es algo solo para deportistas, pero antes de un entrenamiento hay que estar correctamente hidratados. Llevar todo el día agua o saber dónde tomarla. Beber agua antes de empezar a entrenar. Si el entrenamiento es largo, es decir más de treinta minutos, se debe beber agua antes de completarlo”.

3.Informarse sobre alimentación y entrenamiento

Es fundamental hacer foco en combinar la alimentación con entrenamiento y así, potenciar sus beneficios. “En la era de la comunicación digital y la superabundancia de información, que lejos de aclararnos el panorama, a veces nos confunde aún más, se propone afianzar el compromiso con el deporte y la comunidad a través de fuentes confiables, mediante la exposición de las bases y principios de la nutrición deportiva por profesionales de la salud”, dijo Ferrero.

4.El descanso

A su vez, dormir y descansar bien es una premisa indispensable para un buen rendimiento. “Si uno no logra dormir suficientemente bien, esa dedicación en las comidas y las horas de entrenamiento se desperdician”, agregó Ferrero.

El cerebro y el sistema nervioso central juegan un papel esencial en el rendimiento físico óptimo. Cada movimiento que hacemos depende de los impulsos cerebrales del sistema nervioso central. Dormir en cantidad y calidad suficiente es uno de los primeros puntos en la lista de las estrategias de recuperación de los atletas de alto rendimiento.

“Un sueño mínimo (menor o igual a 6 horas) durante 4 días demostró que afecta la función cognitiva (pensamiento) y el estado de ánimo. Toda actividad física, profesional o lúdica, requiere de la capacidad de procesar información, reaccionar, mantener la concentración y la motivación. Estas funciones se ven afectadas si no se duerme lo suficiente”, concluyó Ferrero.

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