Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, a razón de 17,9 millones de vidas cada año. En América Latina, representan el 38% de los fallecimientos por patologías no transmisibles y causan 1,6 millones de muertes al año. Asimismo, las afecciones cardíacas está fuertemente vinculadas a la obesidad, una enfermedad cuya prevalencia se ha triplicado desde 1975 y que ha alcanzado proporciones de epidemia, según alertan los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La coexistencia de dos patologías potencialmente mortales configura una dinámica compleja tanto para arribar al diagnóstico como para iniciar un tratamiento adecuado. En ese marco, el mexicano Francisco López-Jiménez, director de la sección de Cardiología Preventiva de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota (EEUU), brindó una entrevista internacional de la que participó Infobae, en la que detalló los hallazgos de una reciente investigación del equipo de la Clínica Mayo que el cardiólogo lideró.
Una de las conclusiones destacadas del estudio publicado en la Revista del Colegio Americano de Cardiología (Journal of the American College of Cardiology – JACC) señaló que la obesidad no solo es un factor de riesgo importante para la salud cardiovascular sino que, además, dificulta el diagnóstico de enfermedades cardíacas. Esto puede conducir tanto al subdiagnóstico y como al sobrediagnóstico de estas patologías.
Ante la consulta, el especialista estimó que cerca de la mitad de los pacientes con enfermedades cardiovasculares tiene obesidad y en EEUU las cifras son aún más alarmantes: entre el 10 y el 15% de las personas con afecciones cardíacas padece obesidad severa, de grado 2 ó 3.