Según un nuevo estudio, dormir a oscuras es fundamental para nuestra salud. Phyllis Zee, jefa de medicina del sueño de la Facultad Feinberg de Medicina de la Universidad Northwestern, y su equipo han descubierto que incluso una sola noche de exposición a una iluminación moderada en la habitación durante el sueño puede afectar la regulación cardiovascular y la glucosa, factores de riesgo para enfermedades cardíacas, diabetes y síndrome metabólico.
Durante mucho tiempo se ha sabido que la exposición a la luz durante el día activa nuestro sistema nervioso simpático, aumentando la frecuencia cardíaca y fortaleciendo nuestro estado de alerta. Sin embargo, se pensaba que durante la noche estábamos aislados del mundo y no se le daba importancia a la exposición a la luz mientras dormimos. Pero, como explica Zee, nuestro cuerpo nunca se desconecta del ambiente y la luz puede tener efectos perjudiciales incluso durante el sueño.
El estudio revela que la luz nocturna altera los parámetros cardiovasculares y aumenta la resistencia a la insulina, lo que implica una mala utilización de la glucosa en sangre. Esto se relaciona con estudios anteriores que han vinculado la exposición a la luz durante el sueño con la obesidad. Es importante destacar que este trabajo identifica el mecanismo fisiológico detrás del impacto de la luz durante el sueño, brindando una comprensión más profunda sobre los efectos negativos de vivir en un mundo cada vez más iluminado.
Aunque los estudios se realicen en laboratorios y se necesiten más investigaciones, es crucial reflexionar sobre la exposición a la luz durante el sueño. En países como Estados Unidos, hasta un 40% de la población adulta duerme con una fuente de luz encendida en la habitación. Aunque no hay datos específicos para España, se observa un crecimiento en la popularidad de dormir con luces encendidas. La lucha contra la oscuridad y la comprensión de los efectos de la luz durante el sueño siguen siendo relevantes para preservar nuestra salud.