La contaminación y la anosmia: Una conexión perjudicial para nuestra calidad de vida

Los cambios en nuestros estilos de vida pueden tener efectos profundos en nuestra salud y bienestar. Algunos de estos cambios están estrechamente relacionados con aspectos concretos, mientras que otros pueden parecer más sutiles pero igualmente significativos, como el fenómeno que ha ido en aumento en los últimos años: la anosmia o pérdida del sentido del olfato.

La anosmia se refiere a la pérdida temporal o permanente de la capacidad de oler, un término que se hizo popular debido a que fue uno de los síntomas asociados a la infección por Covid-19. Sin embargo, esta condición puede ser causada por diversos factores, como resfriados comunes, alergias, tumores o diabetes, así como la contaminación ambiental que nos rodea. Varios estudios recientes han profundizado en esta relación y han planteado que la contaminación podría ser uno de los factores detrás del aumento en el número de personas que experimentan una pérdida total o parcial del sentido del olfato a lo largo de su vida.

En 2016, un equipo de investigación estadounidense realizó una revisión exhaustiva de la literatura científica existente sobre este tema. Aunque encontraron pruebas de una relación entre la contaminación y la anosmia en los 18 estudios analizados, señalaron la necesidad de llevar a cabo más investigaciones para obtener conclusiones más sólidas.

Un estudio realizado en 2021 por un equipo liderado por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins de Maryland profundizó en esta cuestión. En su investigación, los científicos analizaron la relación entre la anosmia y las partículas PM2.5. Estas partículas, que hacen referencia a partículas en suspensión de menos de 2,5 micrómetros, son considerablemente más pequeñas que el diámetro de un cabello humano y pueden estar compuestas por diversos materiales, desde humo y metales hasta polvo en suspensión o materia orgánica. Estos contaminantes han sido vinculados previamente con numerosos problemas de salud, especialmente en el sistema respiratorio.

El estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, detalla el análisis realizado por los investigadores y sus resultados. Observaron que el incremento en la exposición a largo plazo a las partículas PM2.5 se relacionaba con un aumento del 60 al 70% en el riesgo de perder el sentido del olfato.

Los autores del estudio también plantearon una hipótesis sobre cómo se produce esta relación. Según ellos, la clave se encuentra en el nervio olfativo, cuyas terminaciones nerviosas se encuentran en la parte superior de nuestras cavidades nasales, «directamente en el camino de las partículas PM2.5», explicaron en un comunicado de prensa.

Es probable que la idea de que la contaminación pueda afectar nuestro sentido del olfato no resulte extraña para muchos. Después de todo, en muchos casos los efectos nocivos de la contaminación son similares a los del tabaco, y la pérdida de nuestras capacidades olfativas es uno de los efectos indeseables de esta

sustancia. La anosmia no solo implica una disminución en nuestra calidad de vida, sino que también puede tener consecuencias directas, como la reducción de nuestra capacidad para detectar olores que podrían alertarnos sobre situaciones peligrosas, como una fuga de gas o alimentos en mal estado, lo que representa un riesgo para nuestra salud.

Además, la calidad de vida también se ve afectada en otros aspectos, como el disfrute de la comida. Nuestro sentido del gusto está estrechamente relacionado con el olfato más de lo que tendemos a creer. La anosmia puede llevarnos a disfrutar menos de los sabores de los alimentos, lo que a su vez puede resultar en problemas relacionados con la malnutrición.

Por si fuera poco, la anosmia se ha relacionado con otras cuestiones, como la reducción de la interacción social, la depresión, la ansiedad y un mayor riesgo de demencia. También se ha observado que las personas mayores que pierden el sentido del olfato presentan una reducción en su esperanza de vida en comparación con aquellos que mantienen este sentido intacto.

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