En las instalaciones de la Dirección General de Epidemiología (DIGEPI) del Ministerio de Salud Pública acude personal sanitario de diferentes provincias a formarse en cursos básicos e intermedios en epidemiología, becados, con gastos cubiertos.
Con ello, se busca conjurar la gran escasez de personal especializado que tiene el país que pueda interpretar los datos y alertar un comportamiento epidemiológico inusual, antes de que ocurra un brote, aunque la mayor necesidad que tiene República Dominicana es de maestros o epidemiólogos de campo.
El doctor Ronald Skewes, director General de Epidemiología, explica que aparte de Santo Domingo, sólo Santiago tiene dos maestros en epidemiología de campo; San Juan, uno; Azua, uno y Samaná, otro, y que el país requeriría por lo menos 500 epidemiólogos de nivel intermedio, ya que los parámetros indican que se necesita uno por cada 200 mil habitantes.
Los epidemiólogos de campo son los que analizan la situación de salud de la población, vigilan la ocurrencia de los eventos en su provincia u hospital, para identificar tempranamente cualquier patrón anormal, un brote, aumento de la mortalidad, se mantiene analizando la situación y proporciona información a las autoridades para la solución.