Un solo cuerpo y compartir hasta las actividades más elementales: esa es la vida que Carmen y Lupita Andrade conocen desde hace 22 años. Ambas están unidas por el torso en lo que la ciencia define como gemelos parápagos, es decir, aquellos conectados por la pelvis y una zona o todo el abdomen, explica Mayo Clinic.
Así es el día a día de las jóvenes estadounidenses y, pese a las dificultades que les puede suponer ciertas tareas, aseguran no ‘extrañar’ o anhelar su independencia; por el contrario, afirman que más allá de su condición hay un vínculo mucho más fuerte. En conversación con Today.com, contaron cómo son sus rutinas y algunas de las preguntas más frecuentes que reciben.
Las mujeres, residentes en Connecticut, llegaron a Estados Unidos desde México cuando aún eran bebés y hoy en día tienen aspiraciones similares sobre su desarrollo profesional. Las dos quieren desempeñarse en la veterinaria y, con ese fin, una de ellas (Carmen) ya está en la universidad para ser enfermera; la otra busca ser técnica en ese mismo campo.
Carmen es quien abiertamente habla sobre la relación con un joven que conoció hace tres años en una aplicación de citas; su nombre es Daniel y, según ella, es diferente a todos los demás por estar ‘libre‘ de prejuicios y contemplan irse a vivir algún día juntos con la ‘ventaja’ de que Lupita mantiene un ‘buen’ vínculo con él.
“Daniel y mi hermana se llevan muy bien. Es divertido porque me quedo dormida más tarde que Lupita, pero cuando Daniel se queda me duermo rápidamente” y entonces ellos dos conversan. Cabe resaltar que la segunda de ellas manifiesta ser asexual (según El Español, esto no es otra cosa más que el rechazo o poca atracción sexual hacia alguien).
Sobre los planes de tener hijos a futuro, Carmen no considera esa como una de sus prioridades, pese a que tanto ella como su pareja “aman los niños”. Uno de los impedimentos es la endometriosis, es decir, un padecimiento que dificulta el embarazo porque ciertas células crecen en zonas diferentes al útero, de acuerdo con MedlinePlus.
Sobre la convivencia continua, las siamesas dijeron a Today.com que no les causa un ‘complejo’ o cansancio, pero eso no significa que todo el tiempo estén conversando o haciendo consultas, por ejemplo. “A veces (…) estamos exhaustas y no queremos hablar. Ahí es cuando usaremos diferentes dispositivos y haremos lo nuestro”, dijo Carmen.
“Tengo mi computadora portátil para hacer el trabajo escolar, y Lupita se pone los auriculares y escucha música o usa su teléfono. Hemos estado unidas toda nuestra vida, así que no es que extrañemos nuestra independencia”, añadió y, después de todo, es lo que en palabras de ella han conocido.
armen y Lupita Andrade tienen mucho más que un vínculo de hermanas: desde cuando nacieron, comparten pelvis, aparato reproductor, hígado y torrente sanguíneo.
Estas siamesas, nacidas en México, llegaron a Estados Unidos junto a sus padres en el año 2002, con la esperanza de ser sometidas a una cirugía de separación que no logró ser ejecutada en su momento ni tampoco después.