Tras el trágico fallecimiento del niño Ángel Luis Buret, quien se quitó la vida, su padre decidió revisar la tablet de su hijo, donde encontró tres grupos de WhatsApp relacionados con los videojuegos Free Fire y San Andrea que mostraban comportamientos tóxicos.
Según la denuncia realizada por Luis Ramón Buret a Diario Libre, los grupos de la aplicación contenían amenazas de muerte y numerosos mensajes inapropiados y ofensivos dirigidos a los miembros. Se reveló que los tres grupos eran administrados por una persona identificada con un número telefónico de República Dominicana, mientras que los otros dos administradores pertenecían a otra nacionalidad.
Uno de los grupos en particular mostraba mensajes alarmantes, solicitando a los usuarios imágenes de personas fallecidas y llegando incluso a pedirles que enviaran fotos de ellos mismos insinuando que se quitaran la vida.
El señor Buret relató que, en uno de los audios enviados a través de la mensajería instantánea, un usuario amenazó de muerte a su hijo después de ganar una partida, llegando incluso a indicarle que iría hasta su residencia. Este audio concluía con una solicitud para que Ángel Luis se quitara la vida. Además, cada vez que el padre instaba a su hijo a dejar los videojuegos, debido a que se habían convertido en una adicción, el niño mostraba agresividad y realizaba acciones inusuales en comparación con su comportamiento habitual.
Ángel Luis tenía sueños de completar sus estudios y salir del país junto a su hermano para ayudar a su padre a superar la pobreza.
Además de los videojuegos, en las últimas semanas su padre había notado comportamientos inusuales en el menor. Él mostraba un interés recurrente en películas sobre la muerte de Cristo y realizaba preguntas extrañas acerca de la crucifixión.
La muerte del niño y el impacto de los videojuegos en su vida han generado preocupación. Es importante destacar que este caso particular no es aislado, ya que se han reportado otros incidentes relacionados con el videojuego Free Fire, como la desaparición de una niña en México en 2022 y el secuestro de cinco menores en Oaxaca, México, en 2021, quienes fueron contactados a través del juego y un grupo de WhatsApp.
La situación plantea la necesidad de fomentar la conciencia sobre el uso responsable de los videojuegos y promover una comunicación abierta entre padres e hijos para abordar posibles riesgos y prevenir situaciones similares en el futuro.