El Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD) expresó su profunda preocupación este viernes por la postura adoptada por el presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Eduardo Hidalgo, en relación al proceso de revisión y aplicación del «Código de Ética que Regula las Relaciones entre el Personal Docente y Administrativo con los Estudiantes».
Frank D´Oleo, viceministro de Acreditación y Certificación Docente, y coordinador de la comisión encargada de elaborar el Código, manifestó su decepción ante la negativa de la ADP de colaborar con los esfuerzos del Ministerio para salvaguardar la dignidad y moral de los estudiantes y maestros, cuyas acciones inapropiadas reflejan la descomposición que ha prevalecido en nuestra sociedad durante décadas.
«En lugar de adoptar posturas de rechazo, como la expresada por el profesor Eduardo Hidalgo, todos debemos mostrar disposición para colaborar, educar y desaprender comportamientos que se arrastran desde fuera de las aulas, ya que en nuestro entorno escolar se busca aprender buenos modales y prácticas adecuadas», declaró D´Oleo.
El viceministro de Educación señaló que la ADP no participó en la comisión encargada de elaborar el Código de Ética y solicitó al gremio que rectifique su actitud en este sentido, incluyendo el hecho de que no se registren casos en los que el sindicato haya llevado a sus Tribunales Disciplinarios a docentes por faltas graves contra la moral y dignidad de los estudiantes.
«Instamos a la ADP a abandonar su actitud pasiva, que la convierte en cómplice por omisión de las acciones inapropiadas de algunos de sus miembros frente a graves transgresiones morales y físicas de docentes contra estudiantes», expresó.
«Si la ADP hubiera desempeñado su papel de vigilancia sobre sus miembros, es posible que se hubieran evitado casos que han terminado en situaciones dolorosas y lamentables», agregó.
Recordó que la ADP forma parte de la comisión designada por el Ministro Ángel Hernández para la elaboración del Código, pero de manera injustificada la abandonó, por lo que resulta lamentable que ahora realice críticas infundadas al proceso, como si sus miembros no fueran parte fundamental del sistema educativo.
Condenó que las declaraciones de la ADP sean coherentes con su actitud de proteger a una minoría de docentes que abandonan sus responsabilidades, se escudan en títulos falsos, abandonan el país mientras cobran sus salarios y niegan el derecho de los estudiantes a recibir una educación de calidad.
Finalmente, afirmó que la ADP debe definirse ante la mayoría del magisterio, los estudiantes, padres y tutores, y ante el pueblo en general, si realmente no le interesa que existan normas y procedimientos que frenen las conductas inapropiadas de algunos docentes, que atentan contra la dignidad moral y la vida de los estudiantes.