“Quienes creen que es imposible que Putin sea detenido por los actos cometidos en Ucrania no entienden la historia”, aseguró Karim Khan, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI). La frase es una advertencia clara: Putin sí puede ser arrestado.
El tribunal, creado en 2002 para juzgar los peores crímenes cometidos en el mundo, investiga desde hace más de un año posibles crímenes de guerra o contra la humanidad cometidos en Ucrania durante la ofensiva rusa. Y ayer emitió una orden de detención contra el presidente ruso como “presunto responsable” de la deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas a Rusia, lo que supone un crimen de guerra según el tratado de este tribunal conocido como Estatuto de Roma.
La sala de cuestiones preliminares de la CPI también emitió una segunda orden de detención contra la política rusa María Lvova-Belova, comisionada presidencial para los Derechos del Niño en Rusia, con la misma acusación.
Ambas órdenes de detención son las primeras de este tipo que emite la CPI en el contexto de su investigación por posibles crímenes de guerra cometidos por Rusia en el conflicto con Ucrania.
Ni Rusia ni Ucrania son miembros de la CPI, pero el gobierno de Kiev aceptó la jurisdicción del tribunal y está colaborando con la oficina de Khan por lo que el procesamiento del jefe del Kremlin es posible.
Además, que Rusia no sea miembro de ese tribunal no impide que su presidente sea detenido: es que los 123 países que firmaron el Estatuto de Roma están obligados a ejecutar los mandatos de detención contra Putin y María Lvova-Belova.
De ellos, 33 son Estados africanos, 19 son Estados de Asia y el Pacífico, 18 son de Europa oriental, 28 de América Latina y el Caribe, y 25 de Europa occidental y otros Estados.
La Corte no cuenta con un cuerpo policial propio así que depende de la cooperación internacional, pero si Putin o su funcionaria viajan o sobrevuelan cualquiera de estos 123 países deberían ser arrestados.
Tras la orden, Putin queda prácticamente ailsado. Si bien el desde la pandemia no realiza grandes giras mundiales y acotó sus travesías a territorios cercanos -y amigos- ahora el mundo se le achica cada vez más.
Desde que lanzó su invasión, sólo visitó Biolerrusia, Tayikistán, Turkmenistán e Irán. De estos destinos -todos amigables siguiendo la narrativa del Kremlin- el único que ratificó el Estatuto de Roma es Tayikistán.