El presidente de EEUU, Joe Biden, realizó este lunes una visita sorpresa a Kiev para reunirse con su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, en un momento cargado de simbolismo, ya que está a punto de cumplirse el primer aniversario del inicio de la invasión rusa.
Biden, que pasó más de cinco horas en Kiev, rindió homenaje a los soldados caídos del país y paseó por el centro de la ciudad. De hecho, cuando estaba en el Monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas llegaron a sonar las sirenas antiaéreas, en una muestra de lo dramática y hasta cierto punto peligrosa de la visita.
Tras su encuentro con Zelensky en el Palacio de Mariinsky, Biden anunció una partida adicional de 500 millones de dólares en ayuda y reiteró a Kiev el «inquebrantable» apoyo de Estados Unidos y sus aliados mientras continúe el conflicto con Rusia.
«Anunciaré una nueva entrega de equipos esenciales, especialmente munición de artillería, sistemas antitanque y radares de vigilancia aérea«, aseguró el presidente, citado en un comunicado de la Casa Blanca.
“Un año más tarde, Kiev resiste. Y Ucrania resiste. La democracia resiste”, resaltó Biden.
Para Zelensky, la visita de Biden a Kiev es una «señal extremadamente importante de apoyo», dijo en un mensaje transmitido por Telegram. «Rusia no tiene oportunidad de ganar (la guerra)», comentó luego el mandatario ucraniano.
El asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, le dijo a los medios que la Casa Blanca alertó a Rusia de la llegada de Biden a la capital ucraniana pocas horas antes, para evitar un incidente.
Sullivan, citado por el diario The New York Times, describió la visita «no como una celebración sino una afirmación» de compromiso estadounidense con el pueblo ucraniano.
Biden y Zelensky ya se habían encontrado el pasado 21 de diciembre durante una histórica visita del gobernante ucraniano a Washington.
Una visita a pocos días de cumplirse un año de la invasión rusa
La visita a Ucrania se produce en un momento crucial de la guerra, en el que Biden intenta mantener a los aliados unidos en su apoyo a Ucrania y se espera que ambos bandos redoblen los combates con ofensivas de primavera.
Zelensky presiona a sus aliados para que aceleren la entrega de sistemas armamentísticos prometidos y ha pedido que Occidente proporcione aviones de combate a Ucrania, algo quepor ahora Biden ha rechazado.
La misión de Biden con su visita a Kiev -y después Varsovia- es subrayar que Washington está dispuesto a mantenerse junto a Ucrania “todo el tiempo que haga falta” para repeler a las fuerzas rusas, aunque los sondeos de opinión pública apuntan a que el apoyo en Occidente a proporcionar armamento y ayuda económica directa empieza a reducirse.
Para Zelensky, el simbolismo de tener a un presidente de Estados Unidos a su lado en tierra ucraniana poco antes del aniversario de la invasión rusa no es un detalle menor, mientras insistía a sus aliados en Estados Unidos y Europa en que proporcionen más armamento avanzado y aumenten el ritmo de las entregas.
El viaje ofrece a Biden la oportunidad de ver de primera mano la devastación que ha llevado a Ucrania la invasión rusa. Miles de soldados y civiles ucranianos han muerto, millones de refugiados han huido de la guerra y Ucrania ha sufrido daños en infraestructura por valor de decenas de miles de millones de dólares.
El viaje también supone un desafío al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que había confiado en que su ejército tomaría Kiev en cuestión de días. Un año más tarde, la capital ucraniana sigue resistiendo y algo parecido a la normalidad ha regresado a la ciudad conforme los combates se han ido concentrando en el este del país, pese a los ataques con drones y misiles de crucero contra infraestructura civil y militar.