La asediada capital sudanesa amaneció el lunes en un tercer día de fuertes combates por el control del país entre el ejército y una poderosa fuerza rival, mientras la cifra de muertos civiles llegaba a 97.
Los ataques aéreos y bombardeos se agravaba en zonas de Jartum y la ciudad vecina de Omdurman. Se oían disparos rápidos y continuados cerca del cuartel general del ejército y una humareda blanca se alzaba desde el lugar. Los vecinos refugiados en sus casas informaron de apagones y saqueos.
“Hay disparos y proyectiles por todas partes”, dijo Awadeya Mahmoud Koko, jefa de un sindicato de miles de vendedores de té y otros trabajadores de comida, desde su casa en Jartum.
Un proyectil había impactado contra la casa de un vecino el domingo, señaló, y matado al menos a tres personas. “No pudimos llevarlos al hospital ni enterrarlos”, dijo.
Los choques formaban parte de una lucha de poder entre el general Abdel-Fattha Burhan, comandante de las fuerzas armadas, y el general Mohammed Hamdan Dagalo, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar. Los dos generales eran aliados que orquestaron juntos un golpe militar en octubre de 2021 que descarriló la breve transición democrática sudanesa.
Los dos hombres se aferraban a sus posiciones y afirmaban que no negociarían una tregua. En lugar de eso, cruzaron ataques verbales y cada uno exigía la rendición de su rival. Sin embargo, tenían influyentes aliados extranjeros, lo que podría dar fuerza a la presión diplomática.
Desde que comenzaron los combates el sábado, 97 civiles habían muerto y cientos habían resultado heridos, según el Sindicato de Médicos de Sudán, un grupo prodemocrático que contabiliza las víctimas.
No había datos oficiales sobre el número de combatientes muertos.
Imágenes compartidas en internet el lunes parecían mostrar barracones de las RSF en Omdurman. Se veían los cuerpos de docenas de hombres con uniformes de camuflaje tirados por camas y suelos de una unidad médica y en una zona exterior con piso de arena. Otro video mostraba a civiles dentro de la base, al parecer saqueando comida.
No era posible confirmar de forma independiente la autenticidad de los videos, aparecidos después de que el ejército dijera haber realizado ataques aéreos contra bases de las RSF. Mohmed al-Mokhtar al-Nour, asesor del grupo paramilitar, dijo el domingo a la televisora por satélite Al Jazeera que las RSF se habían retirado del campamento.
El grupo de médicos dijo que un proyectil perdido había alcanzado a un hospital en el sur de Jartum el lunes sin causar víctimas.
Las escenas caóticas de combates con tanques, ametralladoras montadas en camionetas, artillería y aviones de combate en zonas densamente pobladas de la capital no tenían precedentes. Aunque Sudán tiene una larga historia de conflictos internos, buena parte de esa violencia se registró en zonas tribales remotas lejos de Jartum.
La violencia estalló durante el mes sagrado musulmán del Ramadán, que termina esta semana con los tres días del feriado de Eid al-Fitr.
Los enfrentamientos aumentaban las dificultades para Sudán, donde unos 16 millones de personas, o un tercio de la población, depende de la ayuda humanitaria.
El Programa Mundial de Alimentos suspendió sus operaciones en Sudán el fin de semana después de que tres empleados murieran en la región occidental de Darfur. El Comité Internacional de Rescate también dijo el lunes que suspendería sus labores debido al conflicto, salvo en un campo de refugiados en el sureste.
Los dos bandos acordaron el domingo una pausa de tres horas en los enfrentamientos para permitir que los civiles se aprovisionaran de productos básicos. El cumplimiento fue irregular y se reportaron víctimas durante la pausa humanitaria.
Diplomáticos de alto nivel instaron a detener la violencia, como el secretario de Estado de Estados Unidos, el secretario general de Naciones Unidas, el jefe de política exterior de la Unión Europea, el líder de la Liga Árabe y el líder de la Comisión de la Unión Africana. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tenía previsto abordar la situación en Sudán más tarde el lunes.
Los combates se extendieron a la región occidental de Darfur, ya devastada por la guerra, y zonas del norte y el este de Sudán, cerca de las fronteras con Egipto y Etiopía. Durante el fin de semana, el Programa Mundial de Alimentos suspendió sus operaciones en Sudán después de que tres de sus empleados murieran en combates en Darfur.
En los últimos meses se habían entablado negociaciones para reanudar la transición democrática. Bajo presión internacional, Burhan y Dagalo aceptaron un acuerdo marco con partidos políticos y grupos prodemocráticos.
Sin embargo, el acuerdo era vago en puntos clave de fricción, como la integración de las RSF en las fuerzas armadas y quién tendría el control. La firma del acuerdo se retrasó varias veces entre tensiones entre los dos generales.