El expresidente brasileño Jair Bolsonaro regresará este jueves a su país después de tres meses en el estado de Florida, a primera hora de la mañana, en una vuelta que él anticipa triunfal, pero que está envuelta en controversias legales por las que la Justicia espera respuestas.
Bolsonaro planea salir del aeropuerto en una camión abierto, como lo hizo durante la campaña, para saludar a sus partidarios en el camino a su nuevo condominio, Solar de Brasilia, en Lago Sul, una zona privilegiada de la capital federal. El trayecto dura unos treinta minutos. El plan B es salir en coche descubierto.
El Partido Liberal, su agrupación, planea por su parte una recepción con las autoridades en un salón de Brasil 21, el edificio donde se encuentra la sede del partido.
La Secretaría de Seguridad del Distrito Federal estableció un esquema reforzado de seguridad para recibirlo luego de su la ausencia desde fines de diciembre, tres días antes del cambio de gobierno con su sucesor, Luiz Inacio Lula da Silva, con lo cual evitó realizar el simbólico traspaso.
No se permitirá, por ejemplo, la aglomeración de simpatizantes en el vestíbulo del aeropuerto y sus alrededores. El acceso al sitio será monitoreado, con la presencia de la policía militar.
“Es evidente que la llegada del expresidente atraerá el interés de la gente al aeropuerto de Brasilia. Estamos aconsejando evitar aglomeraciones en el lugar para que no impacte en la rutina”, dijo el superintendente de la Policía Federal en Brasilia, Cezar Luiz Busto.
En principio, no se cerrará la explanada ni el acceso al aeropuerto. Sin embargo, habrá policías federales y militares apostados en los accesos para cerrar las carreteras si fuera necesario.
El operativo, sin embargo, prevé que no haya impacto en el flujo de vuelos por el país y en la rutina de la ciudad. Alrededor de 40.000 personas pasan diariamente por el aeropuerto de Brasilia.
Bolsonaro se encuentra en Estados Unidos desde el 31 de diciembre, donde viajó con una comitiva. Su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, dijo que el período fuera del país le sirvió al expresidente para “limpiar las heridas”.
La llegada de Bolsonaro obligó también a reforzar el Palacio de Planalto, la sede de gobierno, en prevención de cualquier manifestación extrema como la sucedida el 8 de enero pasado, cuando cientos de partidarios del expresidente invadieron el edificio presidencial, el Congreso y el Tribunal Supremo, en rechazo del triunfo de Lula y exigiendo una intervención militar.
Causas judiciales
De vuelta en Brasil, Bolsonaro buscaría liderar la oposición desde el Partido Liberal, con vistas a las elecciones de 2026. Su mujer, la exprimera dama Michelle Bolsonaro, ya está trabajando en el partido. Pero, por lo pronto, enfrenta cinco investigaciones en el Tribunal Supremo, susceptibles de penas de prisión. Cuatro fueron abiertas durante su presidencia, y en la otra es investigado como presunto instigador del asalto de sus seguidores en Brasilia de principios de enero.
En uno de los casos, Bolsonaro fue acusado por su exministro de Justicia Sergio Moro de interferir en la policía para proteger a familiares sospechosos de corrupción. También se lo investiga por difundir desinformación sobre el sistema electoral de urnas electrónicas, que cuestionó repetidamente.
Las otras dos causas son por filtrar informaciones confidenciales de una investigación policial por un ataque cibernético a la corte electoral, y por declaraciones sobre la pandemia de Covid-19, cuando asoció la vacuna con un supuesto riesgo de contraer VIH.
Otro escándalo revelado por el diario Estadão e investigado por la Policía Federal es el de varios conjuntos de joyas regaladas por Arabia Saudita, algunas de las cuales habrían ingresado a Brasil de forma irregular.
Las denuncias incluyen un paquete de la lujosa marca suiza Chopard de valor estimado en 75.000 dólares, que Bolsonaro devolvió la semana pasada por orden de un tribunal, y un juego de collar y pendientes de diamantes de la misma marca destinados a su esposa Michelle. Este conjunto, valuado por la prensa en 3,2 millones de dólares, fue incautado por la aduana cuando una comitiva ministerial intentó ingresarlas a Brasil en 2021.
Estadao afirmó esta semana que Bolsonaro habría recibido en mano un tercer conjunto de joyas con valor superior a los 100.000 dólares, que incluye un Rolex de oro blanco y diamantes, durante un viaje a Arabia Saudita en 2019.
Según el gobierno brasileño, Bolsonaro deberá responder por las causas de todo tipo que lo comprometen. “Va a tener que dar explicaciones a la Justicia sobre las joyas y sobre otras cuestiones que pasaron en su gobierno” y están en los tribunales, afirmó el actual ministro de Asuntos Institucionales, Alexandre Padilha.