El icónico pintor y escultor colombiano, Fernando Botero, reconocido a nivel mundial por su distintivo estilo que enfatiza los volúmenes en sus obras artísticas, falleció a los 91 años en Mónaco. Su deceso ocurrió después de haber sido tratado por neumonía en un hospital del norte de Italia, donde residió durante décadas.
Botero, cuyas obras alcanzaron precios millonarios en subastas, dejó un legado artístico que trasciende las fronteras del mundo del arte. Sus cuadros, caracterizados por la representación de figuras con formas exageradas, se exhiben en los museos más prestigiosos, mientras que sus esculturas han adornado calles y plazas en ciudades como Madrid, París, Londres y Roma.
A pesar de su partida, el impacto de Botero perdurará en el imaginario colectivo. Personalidades de la escena política y artística, como el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el expresidente Juan Manuel Santos, expresaron sus condolencias.
La alcaldía de Medellín, ciudad natal de Botero, decretó un luto de siete días y programó eventos en su honor. Su legado artístico se refleja en la Plaza Botero, que alberga varias de sus esculturas, y en el Museo de Antioquia, que dedica una parte importante de su colección al maestro.
La carrera de Botero, marcada por su estilo único y su innovación cromática, comenzó a temprana edad. Su influencia en la cultura colombiana es innegable, comparable a figuras como Gabriel García Márquez. A lo largo de su trayectoria, Botero recibió tanto elogios como críticas, pero su impronta en el mundo del arte y la cultura persistirá como un legado indeleble.