Unidos en solidaridad, trabajadores, líderes religiosos y familias compuestas en su totalidad por inmigrantes expresan su rotundo rechazo hacia el candidato presidencial actual, Ron DeSantis.
«Está causando daño a la comunidad inmigrante de Florida», declara Pedro Trejos, un trabajador.
En una masiva protesta que también incluyó una marcha por las calles de Homestead, los participantes se niegan a respaldar legislaciones contra la migración irregular, consideradas las más extremas aprobadas en la historia reciente del país.
«Tenemos una vida entera construida, pagamos impuestos, costeamos nuestros gastos médicos, cubrimos todos nuestros servicios», afirma un inmigrante.
Grupos sociales como «WeCount» en el sur de Florida informan que un número creciente de familias inmigrantes ha abandonado el estado de la noche a la mañana, y muchas más tienen planes de hacerlo en los próximos meses.
«En los campos, las cosechas se están echando a perder, los agricultores están regalando sus productos, y es lamentable porque ellos invirtieron, y la comunidad inmigrante viene a trabajar, no a robar ni a quitar empleo a nadie», sostiene un inmigrante.
Además de la preocupación de la comunidad, los empleadores de sectores como la agricultura y la construcción temen enfrentar una posible escasez de mano de obra. «Es una realidad: aquí en Florida, los inmigrantes son quienes construyen la mayoría de los edificios, quienes siembran, quienes recolectan los tomates, quienes ponen comida en la mesa, quienes limpian las casas de los ricos y muchas otras tareas», explica Erick Sánchez.
El controvertido proyecto de ley migratoria presentado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en febrero, está programado para entrar en vigor a partir del próximo primero de julio.
La comunidad inmigrante de Florida se moviliza en rechazo a estas medidas y busca visibilizar el impacto negativo que tendrían en sus vidas y en la economía del estado.