La búsqueda de un hombre armado acusado de asesinar a cinco de sus vecinos concluyó el martes luego de cuatro días y a poca distancia del lugar del tiroteo, cuando las autoridades, que recibieron información anónima, anunciaron que habían detenido al sospechoso que se ocultaba bajo una pila de ropa sucia en el armario de una casa.
Francisco Oropeza, un ciudadano mexicano de 38 años, fue arrestado sin incidente cerca de Houston y a unos 32 kilómetros (20 millas) de su residencia en la comunidad rural de Cleveland, en donde las autoridades afirman que fue a la casa de al lado y baleó a sus vecinos con un fusil de asalto tipo AR la noche del viernes, después de que algunos de ellos le pidieran que se alejara si iba a estar disparando en su patio tan tarde porque no dejaba dormir a un bebé.
El acusado enfrentará cinco cargos de asesinato, dijo el jefe de policía del condado de San Jacinto, Greg Capers. Se le fijó una fianza de 5 millones de dólares.
“Ahora pueden descansar en paz, porque él ya está tras las rejas”, dijo Capers sobre los familiares de las víctimas. “Pasará el resto de su vida en prisión por matar a esas cinco personas”.
El arresto se llevó a cabo cerca de Conroe, poniéndole fin a una intensa búsqueda que involucró a más de 250 agentes de distintas jurisdicciones. Apenas la mañana del martes, el FBI había dicho que Oropeza “podría estar en cualquier parte”, destacando la manera en que los investigadores habían pasado problemas durante días para dar con su paradero y reconocido abiertamente que no tenían ninguna pista,
La pista que finalmente puso fin a la persecución llegó a las 5:15 de la tarde y, poco más de una hora después, Oropeza ya se encontraba detenido, señaló el agente especial del FBI a cargo de la investigación Jimmy Paul. El sospechoso había sido deportado cuatro veces entre 2009 y 2016, según funcionarios federales de inmigración.
Connor Hagan, un portavoz del FBI, dijo que no revelarían la identidad de la persona que llamó para dar la información que resultó en el arresto, una de más de 200 pistas que recibieron los investigadores. Las autoridades no indicaron quién era el propietario de la casa, si Oropeza conocía a los residentes del lugar o si había alguien más dentro de la residencia al momento de su detención.
Tampoco dijeron si amigos o familiares habían ayudado a Oropeza a eludir la captura, o dónde había estado desde que huyó de la escena en Cleveland, que las autoridades dijeron previamente que era probable que fuera a pie.
Hagan dijo que las tres agencias que participaron en el arresto de Oropeza fueron el Servicio de Alguaciles Federales, el Departamento de Seguridad Pública de Texas, y el equipo táctico BORTAC de la Patrulla Fronteriza.
La policía había usado drones y perros rastreadores durante la búsqueda de Oropeza, la cual incluyó peinar una zona densamente boscosa ubicada a unos pocos kilómetros de la escena del crimen. El gobernador de Texas, Greg Abbott, había ofrecido una recompensa de 50.000 dólares mientras la búsqueda se prolongaba durante el fin de semana.
Capers señaló que antes del tiroteo del viernes, sus agentes habían sido llamados para presentarse en la casa del sospechoso en al menos una ocasión anterior debido a que había estado disparando en su jardín.
Todas las víctimas eran hondureñas. Wilson García, quien sobrevivió al ataque, dijo que amigos y familiares que se encontraban en la residencia intentaron ocultarse y protegerse a sí mismos y a los niños después de que Oropeza entró en el lugar y comenzó a disparar, asesinando primero a su esposa en la puerta principal.
Las víctimas fueron identificadas como Diana Velázquez Alvarado, de 21 años; Julisa Molina Rivera, de 31; José Jonathan Casarez, de 18; Sonia Argentina Guzmán, de 25; y Daniel Enrique Laso, de 9.
Un funcionario del gobierno de Honduras informó que se repatriarían los restos de cuatro de las víctimas. Velázquez Alvarado será sepultada en Estados Unidos a petición de su hermana y su esposo, señaló Wilson Paz, director general del servicios de protección al migrante de Honduras.
Osmán Velázquez, el padre de Diana, dijo el martes que su hija había obtenido la residencia recientemente y que había viajado a Estados Unidos sin documentos hace ocho años con la ayuda de su hermana, quien ya vivía en el país.
Cuando anunció la recompensa, Abbott se refirió a las víctimas como “inmigrantes ilegales”, una declaración que fue en parte falsa y por la que su oficina se retractó y disculpó el lunes, después de recibir fuertes críticas por centrar la atención en el estatus migratorio de las víctimas. La portavoz de Abbott Renae Eze señaló que desde entonces recibieron información de que una de las víctimas se encontraba en el país de forma legal.