En un fascinante descubrimiento, los fósiles de una antigua criatura con dientes de sable que vivió hace aproximadamente 252 millones de años en Siberia han sido encontrados en Sudáfrica. Este hallazgo proporciona pruebas de que esta especie recorrió unos impresionantes 12.000 kilómetros a través del antiguo supercontinente Pangea en un intento por escapar de la extinción, según revela un estudio publicado en la revista Current Biology.
En aquella época, la Tierra estaba experimentando momentos críticos. A finales del Pérmico, un devastador vulcanismo en Siberia desencadenó un calentamiento global que provocó la peor extinción masiva registrada, diezmando casi el 90% de las formas de vida existentes.
A diferencia del impacto de un asteroide que causó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años, este evento conocido como la «Gran Mortandad» se desarrolló a lo largo de un período prolongado, llevando a la desaparición de especies una tras otra.
Un depredador en busca de salvación
Esta criatura, del tamaño de un tigre, solo se conocía a través de fósiles encontrados en Siberia, a orillas del mar Ártico en el extremo noroccidental de Rusia. Sin embargo, los fósiles de esta especie llamada Inostrancevia descubiertos en Sudáfrica plantean un nuevo escenario: a lo largo de varias generaciones, este depredador recorrió medio mundo en un intento desesperado, pero fallido, por sobrevivir.
Los fósiles sugieren que Inostrancevia abandonó su lugar de origen y, con el tiempo (posiblemente cientos o miles de años), recorrió unos 12.000 km a través del antiguo supercontinente Pangea, cuando los continentes actuales estaban unidos.
«No sobrevivió mucho tiempo allí»
Aunque logró ocupar el nicho ecológico de depredador superior en Sudáfrica, que había quedado vacante tras la extinción de otras cuatro especies, el Inostrancevia «no sobrevivió mucho tiempo allí», según explicó Christian Kammerer, autor principal del estudio y científico del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte.
«No tiene descendientes vivos, pero es miembro de un grupo más amplio llamado sinápsidos, que incluye a los mamíferos como representantes vivos», agregó.
Características de un depredador
Inostrancevia pertenece a un grupo de animales conocidos como protomamíferos, que combinaban características de reptiles y mamíferos. Tenía una longitud de entre 3 y 4 metros, aproximadamente del tamaño de un tigre siberiano, pero con un cráneo proporcionalmente más grande y alargado, así como enormes dientes caninos en forma de cuchilla.
«Creemos que estos animales cazaban a sus presas utilizando sus colmillos caninos en forma de sable. Podrían haber cortado trozos de carne con sus incisivos dentados o tragarse a sus presas enteras, siempre y cuando fueran lo suficientemente pequeñas», explicó Kammerer.
Los depredadores fueron los más afectados por la extinción
El vulcanismo desencadenó flujos de lava en gran parte de Eurasia y liberó dióxido de carbono a la atmósfera durante miles de años. Esto resultó en un aumento de las temperaturas a nivel mundial, el agotamiento de oxígeno en los océanos y la atmósfera, la acidificación de los océanos y la desertificación global.
Los grandes depredadores eran especialmente vulnerables a la extinción debido a sus mayores necesidades de alimento y espacio. Estos animales «tardaban relativamente mucho en madurar y tenían pocas crías», señaló Kammerer. Además, agregó que «cuando los ecosistemas se alteran, ya sea debido a la escasez de presas o la limitación del hábitat disponible, los grandes depredadores se ven afectados de manera desproporcionada».
Similitudes con el cambio climático actual
Los investigadores encuentran paralelismos entre la crisis del Pérmico y el actual cambio climático causado por la actividad humana. «Las dificultades que enfrentaron estas especies fueron el resultado directo de una crisis climática de calentamiento global, lo que las dejó sin más opción que adaptarse o extinguirse», afirmó Pia Viglietti, coautora del estudio y científica del Museo Field de Chicago.
En conclusión, Viglietti enfatizó que, a diferencia de nuestros antepasados del Pérmico, tenemos la capacidad real de tomar medidas para evitar que este tipo de crisis ecológica se repita.